El transcurso de la noche entre ellos parecía estar regido por la escalera. La cercanía de sus almas dependía directamente de la lejanía que pudiesen tener sus ideas. Bajar ese único escalón (el que dividia sus almas) significaba regresar a la etapa de conexión regular, aquella que luego haría recomenzar y al fin crecer.
Habían descubierto el potencial creativo, sentimental y espiritual que se escondía en la poderosa escalera. El escalón escondía tan sublimes secretos, al ser superado por ellos el panorama de vision se ampliaba alcanzando inimaginables formas.
(AG)
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